sábado, 18 de marzo de 2017


La dinámica de la transferencia. Freud, S. (1912). En: Obras completas, vol.  XII. Amorrortu Editores.

Comenta: Patricia Landazury

COMENTARIO SOBRE EL TEXTO DE NATHALIA  FERNÁNDEZ HENAO ACERCA DE “LA DINÁMICA DE LA TRANSFERENCIA’’ DE SIGMUND FREUD (1912) Y MI APORTE SOBRE EL MISMO.

El presente escrito hace una breve referencia del texto “la dinámica de la transferencia (1912), de las obras completas de Freud, tomo XII”, en relación con él escrito realizado por mi estimada compañera Nathalia Henao.
En el primer párrafo, Nathalia, describe el texto donde le hace falta el conector “las” Copiare el fragmento del texto de Nathalia y le hare su respectiva puntuación a mi modo de ver.
 El texto muestra de manera clara el fenómeno conocido como transferencia y la manera en que esta se involucra en el proceso terapéutico, de forma global se encuentra una definición según la Real Academia Española (2017). «Transferencia: Psicol. y Psiquiatr. En el psicoanálisis, ideas o sentimientos derivados de una situación anterior, que el paciente proyecta sobre su analista durante el tratamiento, del que es parte esencial.». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Madrid: España.

En el segundo párrafo, Nathalia, describe el texto con faltas  de signos de puntuación, en este caso “comas”, y remplazaremos la palabra “necesariamente” por “este”, Copiare el fragmento del texto de Nathalia y le hare su respectiva puntuación a mi modo de ver
Teniendo como base esta definición (,)[1]  se abordaría entonces el tema de la transferencia, diciendo que “este” se produce en el   proceso terapéutico psicoanalítico debido a que:

En el quinto párrafo, Nathalia, describe el texto con faltas  de signos de puntuación, en este caso “comas”. Copiare el fragmento del texto de Nathalia y le hare su respectiva puntuación a mi modo de ver
Freud, habla sobre las mociones determinantes de la vida amorosa que trascienden dentro de una realidad objetiva, estando libre para la personalidad conciente (,) no obstante se encuentran las mociones libidinosas que son apartadas del conciente y de la realidad objetiva(,) por tanto, habita en la fantasía o plenamente en el inconciente sin ser asequible para la personalidad. Entonces es allí donde los sujetos que no han satisfecho de manera íntegra su necesidad de
En el sexto párrafo, Nathalia, describe el texto con faltas  de signos de puntuación, en este caso “comas”, al igual le faltó un conector. Copiare el fragmento del texto de Nathalia y le hare su respectiva puntuación a mi modo de ver
La transferencia presenta dos planteamientos:
 En primer lugar, no comprendemos que la transferencia resulte “un” tanto más intensa en personas neuróticas bajo análisis que en otras, no analizadas; y en segundo lugar, sigue constituyendo un enigma (,) por qué en el análisis la trasferencia nos sale al paso (,) como la más fuerte resistencia al tratamiento, siendo que, fuera del análisis, debe ser recorrida como portadora del efecto salutífero, como condición del éxito. (Freud, 1912, pp. 98-99).
En este párrafo sobre el comentario de la compañera Nathalia, podemos decir,  que se le quitaran algunas letras ya que no se adecuan al comentario “se, n” como al igual le faltó una “coma”. Copiare el fragmento del texto de Nathalia y le hare su respectiva puntuación a mi modo de ver
Esto ayudaría a entender entonces, que la transferencia se puede presentar de forma desbordante durante un proceso terapéutico,  ya que esta surge como resistencia dentro del mismo curso. La transferencia posiblemente está ligada al imagino materno, paterno o de hermano mayor (,) que  hace representaciones-expectativas concientes o inconcientes. 

En el séptimo párrafo, Nathalia, describe el texto con faltas  de signos de puntuación, en este caso “comas” y al igual agrego comas donde no iban. Copiare el fragmento del texto de Nathalia y le hare su respectiva puntuación a mi modo de ver
En su texto, Freud, menciona el proceso que Jung designo como «introversión» de la libido. Donde explica que el sector de la libido en su parte asociada a la conciencia disminuye cuando se desploma hacia la realidad, pero a su vez aumenta en ella la parte que extraña la realidad objetiva inconciente, manteniendo las fantasías del sujeto.  La libido entonces (,) está disponible para la personalidad, siempre bajo la atracción de los complejos inconcientes

En el octavo párrafo, Nathalia, describe el texto con faltas  de signos de puntuación, en este caso “comas”. Copiare el fragmento del texto de Nathalia y le hare su respectiva puntuación a mi modo de ver

La transferencia como mecanismo resulta útil cuando el analista se da cuenta que es una resistencia al proceso, esta se puede presentar de manera positiva o negativa de mociones eróticas reprimidas, en otras palabras, se podría decir (,) que el hecho de cancelar una transferencia puede desligar la persona del médico y entorpecer el proceso.
En el noveno párrafo, Nathalia, describe el texto con faltas  de signos de puntuación, en este caso “comas”. Copiare el fragmento del texto de Nathalia y le hare su respectiva puntuación a mi modo de ver
Para concluir, el fenómeno de la transferencia ofrece un reto al médico (,) ya que las reacciones de los imaginarios infantiles (imagino materno y paterno) (,) vinculados a la resistencia (,) se proyectan sobre él y estos deben ser ampliados dentro del uso de las mociones de amor olvidadas por el paciente (,) para luego ser empleadas en el proceso de terapia psicoanalítica.


Acto continuo, realizare mi propio cometario sobre el texto anteriormente mencionado. Puedo decir que Conforme a la naturaleza de las relaciones del paciente con el médico, el modelo de esta inclusión habría de ser el correspondiente a la imagen del padre, la madre o del hermano, etc. Aquellas peculiaridades cuya naturaleza e intensidad no pueden ya justificarse racionalmente, dan la pauta de que dicha transferencia no ha sido establecida únicamente por las representaciones libidinosas conscientes, sino también por las inconscientes.
Dos planteos: En primer lugar, no comprendemos por qué la transferencia de los sujetos neuróticos sometidos al análisis se muestra mucho más intensa que la de otras personas no analizadas, y en segundo, nos resulta enigmático porque al análisis se nos opone la transferencia como la resistencia más fuerte contra el tratamiento, mientras que fuera del análisis hemos de reconocerla como substrato del efecto terapéutico y condición del éxito. Podemos comprobar, cuantas veces queramos, que cuando cesan las asociaciones libres de un paciente, siempre puede vencerse tal agotamiento asegurándole que se halla bajo el dominio de una ocurrencia referente a la persona del médico. En cuanto damos esta explicación cesa el agotamiento o queda transformada la falta de asociaciones en una silenciación consciente de las mismas.
A primera vista parece un grave inconveniente del psicoanálisis el hecho de que la transferencia, se transforme en ella en el arma más fuerte de la resistencia. Pero no es cierto que la transferencia surja más intensa y desentrenada en el psicoanálisis que fuera de él, no debemos atribuir al psicoanálisis, sino a la neurosis misma, estos caracteres de la transferencia. En cambio, el segundo problema permanece aún en pie.
Allí donde la investigación analítica tropieza con la libido, encastillada en sus escondites, tiene que surgir un combate. Todas las fuerzas que han motivado la regresión de la libido se alzarán, en calidad de resistencias, contra la labor analítica, para conservar la nueva situación, pues si la introversión o regresión de la libido no hubiese estado justificada por una determinada relación con el mundo exterior (generalmente por la ausencia de satisfacción), no hubiese podido tener efecto. Pero las resistencias que aquí tienen su origen no son las únicas. La libido puesta a disposición de la personalidad se hallaba siempre bajo los elementos inconscientes de ciertos complejos y emprendió la regresión al debilitarse la atracción de la realidad. Para libertarla tiene que ser vencida esta atracción de lo inconsciente, lo cual equivale a levantar la represión de los instintos inconscientes y de sus productos. De aquí es de donde nace la parte más importante de la resistencia, que mantiene tantas veces la enfermedad, aun cuando el apartamiento de la realidad haya perdido ya su razón de ser. El análisis tiene que luchar con las resistencias emanadas de estas dos fuentes. Cada una de las ocurrencias del sujeto y cada uno de sus actos tiene que contar con la resistencia y se presenta como una transacción entre las fuerzas favorables a la curación y las opuestas a ella.
Si perseguimos un complejo patógeno desde su representación en lo consciente (síntoma) hasta sus raíces en lo inconsciente, no tardamos en llegar a una región en la cual se impone la resistencia, que las ocurrencias inmediatas han de contar con ella y presentarse como una transacción entre sus exigencias y las de la labor investigadora. Cuando en la materia del complejo hay algo que se presta a ser transferido a la persona del médico, se establece en el acto esta transferencia, produciendo la asociación inmediata y anunciándose con los signos de una resistencia; por ejemplo, con una detención de las asociaciones. Si dicha idea ha llegado hasta la conciencia con preferencia a todas las demás posibles, es porque satisface también a la resistencia. Este proceso se repite innumerables veces en el curso de un análisis. Siempre que nos aproximamos a un complejo patógeno, es impulsado, en primer lugar, hacia la conciencia y tenazmente defendido aquel elemento del complejo que resulta adecuado para la transferencia.
Una vez vencido éste, los demás elementos del complejo no crean grandes dificultades. Cuando más se prolonga una cura analítica y más claramente va viendo el enfermo que las deformaciones del material patógeno no constituyen por sí solas una protección contra el descubrimiento del mismo, más consecuentemente se servirá de la deformación por medio de la transferencia.
De este modo, la intensidad y la duración de la transferencia son efecto y manifestación de la resistencia. El mecanismo de la transferencia queda explicado con su referencia a la disposición de la libido, que ha permanecido fijada a imágenes infantiles. Pero la explicación de su actuación en la cura no la conseguimos hasta examinar sus relaciones con la resistencia.

Finalizando este breve comentario, quiero resaltar que la lectura nos  hace saber, que ciertas transferencia se posibilitan más por dominio anímico que por cualquier otro tipo de influencia, considerando que muchos de nosotros ya hemos dado por concreta esta información, es básico tenerla siempre en cuenta y fundamentada. Pudiendo decir que, el  valor supremamente importante e imprescindible de la  transferencia  analítica, es la palabra.



[1] Estas comas entre paréntesis, (,) se refiere  a los signos de puntuación  correspondientes, los cuales no se redactaron  en el comentario original.
DRAE,  Diccionario de la real academia Española. http://www.bibliopsi.org/docs/freud/07 - To.
 Redacte este conector, “las”  ya que, se hace necesario para una plena comprensión de la idea que se quiere ofrecer.

La dinámica de la transferencia. Freud, S. (1912). En: Obras completas, vol.  XII. Amorrortu Editores.

Presenta: Nathalia Fernandez  


LA DINÁMICA DE LA TRANSFERENCIA (1912).

En el  presente escrito se abordará el texto: La dinámica de la transferencia. Freud, S. (1912). En: Obras completas, vol.  XII. Amorrortu Editores.

El texto muestra de manera clara el fenómeno conocido como transferencia y la manera en que esta se involucra en el proceso terapéutico, de forma global se encuentra una definición según la Real Academia Española (2017). «Transferencia: Psicol. y Psiquiatr. En el psicoanálisis, ideas o sentimientos derivados de una situación anterior, que el paciente proyecta sobre su analista durante el tratamiento, del que es parte esencial.». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Madrid: España.

Teniendo como base esta definición se abordaría entonces el tema de la transferencia, diciendo que necesariamente se produce en el proceso terapéutico psicoanalítico debido a que:

Todo ser humano, por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como para las metas que habrá que fijarse. (Freud, 1912, p. 97).

Siendo la transferencia la “ayuda” que el analizado utiliza al estar en relación con el saber no sabido que tiene consecuencias en su cuerpo, pensamiento e incluso en la relación con los otros, todo esto lo acompaña en la trayectoria de su vida.

Freud, habla sobre las mociones determinantes de la vida amorosa que trascienden dentro de una realidad objetiva, estando libre para la personalidad conciente no obstante, se encuentran las mociones libidinosas que son apartadas del conciente y de la realidad objetiva. por tanto, habita en la fantasía o plenamente en el inconciente sin ser asequible para la personalidad. Entonces, es allí donde los sujetos que no han satisfecho de manera íntegra su necesidad de amor de alguien, desploman con unas representaciones-expectativas libidinosas hacia las personas nuevas que aparezcan.



La transferencia presenta dos planteamientos:
 En primer lugar, no comprendemos que la transferencia resulte tanto más intensa en personas neuróticas bajo análisis que en otras, no analizadas; y en segundo lugar, sigue constituyendo un enigma por qué en el análisis la trasferencia nos sale al paso como la más fuerte resistencia al tratamiento, siendo que, fuera del análisis, debe ser recorrida como portadora del efecto salutífero, como condición del éxito. (Freud, 1912, pp. 98-99).
Esto ayudaría a entender, entonces, que la transferencia se puede presentar de forma desbordante durante un proceso terapéutico,  ya que esta surge como resistencia dentro del mismo curso. La transferencia posiblemente está ligada al imagino materno, paterno o de hermano mayor que se hacen representaciones-expectativas concientes o inconcientes.  

En su texto, Freud, menciona el proceso que Jung designo como «introversión» de la libido. Donde explica que el sector de la libido en su parte asociada a la conciencia disminuye cuando se desploma hacia la realidad, pero a su vez aumenta en ella la parte que extraña la realidad objetiva, inconciente, manteniendo las fantasías del sujeto.  La libido, entonces, está disponible para la personalidad, siempre bajo la atracción de los complejos inconcientes.

La transferencia como mecanismo resulta útil cuando el analista se da cuenta que es una resistencia al proceso, esta se puede presentar de manera positiva o negativa de mociones eróticas reprimidas. En otras palabras, se podría decir que el hecho de cancelar una transferencia puede desligar la persona del médico y entorpecer el proceso.

Para concluir, el fenómeno de la transferencia ofrece un reto al médico ya que las reacciones de los imaginarios infantiles (imagino materno y paterno) vinculados a la resistencia se proyectan sobre el terapeuta y estos deben ser ampliados dentro del uso de las mociones de amor olvidadas por el paciente para luego ser empleadas en el proceso de terapia psicoanalítica.


sábado, 11 de marzo de 2017



Puntualizaciones sobre el amor de transferencia, Sigmund Freud. (Nuevos conceptos sobre las técnicas del psicoanálisis III), (1915[19914])

Presenta: Daniela Tello

En el presente discurso se ostentará del texto: puntualizaciones sobre el amor de transferencia, Sigmund Freud. (Nuevos conceptos sobre las técnicas del psicoanálisis III), (1915[19914])
El autor del texto realiza una nota introductoria la cual expone.  Acaso todo principiante en el psicoanálisis tema al comienzo las dificultades que le depararán la interpretación de las ocurrencias del paciente y la tarea de reproducir lo reprimido. Pero pronto aprenderá a tenerlas en poco y a convencerse, en cambio, de que las únicas realmente serias son aquellas con las que se tropieza en el manejo de la trasferencia. (Freud S. , puntualizaciones sobre el amor de traferencia, (1915[1914]))
Me refiero al caso en que una paciente mujer deja colegir por inequívocos indicios, o lo declara de manera directa, que, como cualquier frágil mujer, se ha enamorado del médico que la analiza. Esta situación tiene sus lados penosos y cómicos, y también sus lados serios; además, es tan enmarañada y de condicionamiento tan múltiple, tan inevitable y de solución tan difícil, que su estudio (adeudado desde hace mucho tiempo) habría llenado una necesidad vital de la técnica analítica. (Freud S. , (1915[1914]))
El autor del texto nos plantea una realidad que puede ocurrir durante una terapia la cual dice: “el médico y la paciente se alejan tras enamorarse ella de él; la cura es resignada. Pero el estado de la paciente pronto vuelve necesario un segundo intento analítico con otro médico; y hete aquí que de nuevo se enamora de este segundo médico; y de igual modo, si interrumpe y recomienza, del tercero, etc”. Este hecho, de segura ocurrencia y que, según es notorio, constituye una de las bases de la teoría psicoanalítica, admite dos valoraciones: una para el médico que analiza y otra para la paciente necesitada del análisis. (Freud S. , (1915[1914]))
Por lo tanto, para el médico significa un esclarecimiento valioso y una buena prevención de una contratransferencia acaso aprontada en él. Tiene que discernir que el enamoramiento de la paciente le ha sido impuesto por la situación analítica y no se puede atribuir, digamos, a las excelencias de su persona; que, por tanto, no hay razón para que se enorgullezca de semejante «conquista», como se la llamaría fuera del análisis. Y siempre es bueno estar sobre aviso de ello. Para la paciente, en cambio, se plantea una alternativa: debe renunciar a todo tratamiento psicoanalítico, o consentir su enamoramiento del médico como un destino inevitable. (Freud S. , (1915[1914]))
Ciertos médicos que  practican el análisis preparan con frecuencia a sus pacientes mujeres para la aparición de la trasferencia amorosa, y hasta las exhortan a «enamorarse del médico sólo para que el análisis marche adelante». (Freud, 1995[1994]).  No me resulta fácil imaginarme una técnica más disparatada. Así se le quita al fenómeno el carácter convincente de lo espontáneo, y uno se crea obstáculos de difícil remoción.
Es cierto que a primera vista no parece que del enamoramiento en la trasferencia pudiera nacer algo auspicioso para la cura. La paciente, aun la más dócil hasta entonces, ha perdido de pronto toda inteligencia del tratamiento y todo interés por él, no quiere hablar ni oír más que de su amor, demanda que le sea correspondido; ha resignado sus síntomas o los desprecios, y hasta se declara sana. Sobreviene un total cambio de vía de la escena, como un juego dramático que fuera desbaratado por una realidad que irrumpe súbitamente (p. e¡., una función teatral suspendida al grito de «¡Fuego!»). (Freud S. , (1915[1914])).  El médico que lo vivencie por primera vez no hallará fácil mantener la situación analítica y sustraerse del espejismo de que el tratamiento ha llegado efectivamente a su término.
Luego, “meditando” un poco, uno se orienta. Concibe una sospecha: “cuanto estorbe proseguir la cura puede ser la exteriorización de una resistencia. Y en el surgimiento de esa apasionada demanda de amor la resistencia tiene sin duda una participación grande”. Es que desde hacía tiempo uno había observado en la paciente los signos de una trasferencia tierna, y con acierto pudo imputar a esa actitud frente al médico su docilidad, su favorable acogida a las explicaciones del análisis, su notable comprensión y la elevada inteligencia que así demostraba. Todo ello ha desaparecido como por encanto: la enferma ya no intelige nada, parece absorta en su enamoramiento, y semejante mudanza sobreviene con toda regularidad en un punto temporal en que fue preciso alentarla a admitir o recordar un fragmento muy penoso y fuertemente reprimido de su biografía. (Freud S. , (1915[1914]))
Es importante recordar, que siempre el enamoramiento existía, solo que la resistencia empezó a servirse de el  para inhibir la prosecución de la cura; a alejar el trabajo de todo interés, y trasformar al medio analista en un penoso desconcierto.
Ahora bien, ¿de qué modo debe comportarse el analista para no fracasar en esta situación, sí es cosa para él decidida que la cura tiene que abrirse paso a pesar de esta trasferencia amorosa y a través de ella?
El autor (Freud S. , (1915[1914])); postula que el analista jamás tiene derecho a aceptar la ternura que se le ofrece ni a responder a ella. Y que, al contrario, debería considerar llegado el momento de abogar ante la mujer enamorada por el reclamo ético y la necesidad de la renuncia, conseguir que abandone su apetencia y, venciendo la parte animal de su yo, prosiga el trabajo analítico.
 De modo que, la técnica analítica impone al médico el mandamiento de denegar a la paciente menesterosa de amor la satisfacción apetecida. La cura tiene que ser realizada en la abstinencia; sólo que con ello no me refiero a la privación corporal, ni a la privación de todo cuanto se apetece, pues quizá ningún enfermo lo toleraría. Lo que yo quiero es postular este principio: hay que dejar subsistir en el enfermo necesidad y añoranza como unas fuerzas pulsionantes del trabajo y la alteración, y guardarse de apaciguarlas mediante subrogados. Es que uno no podría ofrecer otra cosa que subrogados, puesto que la enferma, a consecuencia de su estado y mientras no hayan sido levantadas sus represiones, será incapaz de lograr una efectiva satisfacción. (Freud S. , (1915[1914]))
Es verdad que este intento de mantener el amor de trasferencia sin satisfacerlo fracasará con una clase de mujeres.
 Son aquellas de un apasionamiento elemental que no tolera subrogados, criaturas de la naturaleza que no quieren tomar lo psíquico por lo material; que, según palabras del poeta, solo son accesibles a «lógica de sopas y argumentos de albóndigas. Con tales personas se está frente a una opción: mostrarles correspondencia de amor, o bien cargar con toda la hostilidad de la mujer desairada. Y en ninguno de ambos casos puede uno percibir los intereses de la cura. Es preciso retirarse sin obtener el éxito, y acaso pueda uno preguntarse cómo se compadece la aptitud para la neurosis con una necesidad de amor tan inexorable.
Para culminar cito la pregunta expuesta en el texto la cual indica ¿acaso de hecho no cabe llamar real al enamoramiento que deviene manifiesto en la cura analítica? El autor del texto (Freud S. , (1915[1914])) las responde realizando dos argumentaciones la primera  es la participación de la resistencia en el amor de trasferencia es indiscutible y muy considerable. Sin embargo, la resistencia no ha creado este amor; lo encuentra ahí, se sirve de él y exagera sus exteriorizaciones. Y el carácter genuino del fenómeno tampoco es despotenciado por la resistencia, la segunda dice  es verdad que este enamoramiento consta de reediciones de rasgos antiguos, y repite reacciones infantiles. Pero ese es el carácter esencial de todo enamoramiento. Ninguno hay que no repita modelos infantiles. Justamente lo que constituye su carácter compulsivo, que recuerda a lo patológico, procede de su condicionamiento infantil.


sábado, 4 de marzo de 2017


El trabajo del sueño. Freud, s. (1916). En obras completas, vol. V. amorrortu editores. 1979.
Presenta: Valeria Viveros

El presente texto tiene como finalidad abordar el tema que Freud titula: El trabajo del sueño. Freud, s. (1916). En obras completas, vol. V. amorrortu editores. 1979.

Freud inicia diciendo que el trabajo que cruza el sueño latente con el sueño manifiesto se llama trabajo del sueño. Y el trabajo que progresa en la dirección contraria, en el cual el sueño manifiesto quiere alcanzar al latente, se llama trabajo de interpretación. El trabajo de la interpretación quiere cancelar al trabajo del sueño.
 En el trabajo de los sueños, se suma un elemento que se conoce como la desfiguración onírica, y esta es la que se quiere hacer desaparecer mediante el trabajo interpretativo.

 La desfiguración onírica: Son aquellos sueños que en su contenido manifiesto no son de naturaleza penosa, y por la interpretación se descubren como flagrantes cumplimientos de deseo. (Freud,  la interpretación de los sueños, (1900). Cap IV La desfiguración onírica.).

En este sentido Freud destaca tres operaciones del trabajo onírico del sueño que son:
1.    La condensación: El sueño manifiesto tiene menos contenido que el latente. “La condensación puede eventualmente faltar alguna vez, pero por regla general está presente, y con harta frecuencia es enorme” (Freud, 1979, p. 156).

Las operaciones de la condensación son sumamente extraordinarias. Con su ayuda, es posible que se pueda unificar en un sueño manifiesto dos razones enteramente diferentes de  pensamientos latentes, para que se pueda obtener una interpretación en aparición suficiente de un sueño. “Un elemento manifiesto corresponde simultáneamente a varios latentes, y a la inversa, un  elemento latente puede participar en varios manifiestos, a la manera de un entrelazamiento.” (Freud, 1979, p. 158).



2.    El desplazamiento: un elemento latente no es sustituido por un componente propio, sino por algo más alejado.

En el desplazamiento hay un componente psíquico que se traspasa de un elemento importante a otro menos importante, de modo que el sueño aparece centrado en diversas situaciones y como algo extraño.


3.    La trasposición de pensamientos en imágenes visuales: pensamientos oníricos que conservan su forma y aparecen en el sueño manifiesto como un pensamiento, o como un saber.

El trabajo del sueño es poder expresar gran parte del contenido de los pensamientos oníricos latentes: mediante las propiedades del sueño manifiesto, su claridad o confusión, y su participación en varios fragmentos.

Nuestros pensamientos proceden de imágenes sensoriales de esa índole, su material primero y sus etapas previas fueron impresiones sensoriales, mejor dicho: las imágenes mnémicas de estas. Solo más tarde se las conecto con palabras y estas, después, se ligaron en pensamientos. Por consiguiente, el trabajo del sueño aplica a los pensamientos, un tratamiento regresivo, les hace revertir su evolución, y en el curso de esta regresión tiene que dejarse de lado todo lo que se sobreañadió, como conquista nueva, en el desarrollo progresivo desde las imágenes mnémicas hasta los pensamientos. (Freud, 1979, p. 165).

El trabajo onírico es un proceso singular, del cual no se conocen iguales en la vida anímica. Tales condensaciones, desplazamientos y trasposiciones son novedosas, y sus conocimientos son muy importantes para el desempeño psicoanalítico.
Según el texto los dichos oníricos son reproducciones y combinaciones de dichos, que la persona que sueña oye o pronuncia el día que se presenta el sueño, y que se incluyen en los pensamientos latentes como material o como un incitador del sueño. 

miércoles, 1 de marzo de 2017

La psicoterapia como artefacto cultural de Anthony Sampson, vol. XXX, núm. 4, 2001, pp. 359-368, Revista Colombiana de Psiquiatría.


Comenta: Johana Katherine Valencia

El presente texto, es un comentario elaborado con base a la oratoria de Valentina Aya, sobre La psicoterapia como artefacto cultural de Anthony Sampson, vol. XXX, núm. 4, 2001, pp. 359-368, Revista Colombiana de Psiquiatría.
El texto comienza aludiendo que en la sociedad contemporánea hay un gran número de psicoterapias, que han derivado, principalmente del planteamiento de Freud. La mayoría de estas buscan la realización del yo y la auto-superación. En el tercer párrafo en salta  muy claramente el tema en el que se basa el autor sobre La cultura occidental contemporánea se centra en la exaltación del yo, y esto se ve expresado en la cantidad de terapias que hay, cuyo propósito es la búsqueda desesperada de métodos para la realización de sí.
Luego valentina, realiza un parafraseo, que dice La cantidad de terapias que existen actualmente, de cierto modo, han demostrado eficacia. Kleinman (Kleinman, 1988) propone que sean utilizadas como sistemas simbólicos de curación, mientras Obeyeskere (Obeyesekere, 1990) introduce el concepto de “el trabajo de la cultura”, donde propone que las motivaciones del individuo son reconocidas por la sociedad, y ella ha proporcionado símbolos culturales para dar expresión a los problemas de culpabilidad, alienación, traición y desesperanzas. La cual cita dos veces al autor. Solo se coloca el nombre del autor y el año una sola vez entonces  sería: La cantidad de terapias que existen actualmente, de cierto modo, han demostrado eficacia. (Kleinman, 1988) propone que sean utilizadas como sistemas simbólicos de curación, mientras (Obeyesekere, 1990) introduce el concepto de “el trabajo de la cultura”, donde propone que las motivaciones del individuo son reconocidas por la sociedad, y ella ha proporcionado símbolos culturales para dar expresión a los problemas de culpabilidad, alienación, traición y desesperanzas. 
En el párrafo siguiente al que acabe de mencionar, realiza una cita, la cual debió realizarla estableciendo las Normas Apa. Puedes ponerlo al final, así como hiciste en las anteriores, pero tienes que colocarle una nota, un número. Por ejemplo, le colocas el número 3 y al final en las referencias colocas: 3 (respectiva referencia)
Cabe señalar que en ninguna de las citas, realizo una argumentación, donde establezca una aportación crítica a dichas citaciones. La redacción que realiza valentina al texto, fue un poco descoordinada, desertando puntos clave del texto. Como recomendación a valentina le sugiero la utilización de conectores para entrelazar un párrafo con otro.
Para culminar realizare un comentario al texto que acabo de exponer. Valentina realiza la siguiente cita que dice La cantidad de terapias que existen actualmente, de cierto modo, han demostrado eficacia. (Kleinman, 1988) propone que sean utilizadas como sistemas simbólicos de curación, mientras (Obeyesekere, 1990) introduce el concepto de “el trabajo de la cultura”, donde propone que las motivaciones del individuo son reconocidas por la sociedad, y ella ha proporcionado símbolos culturales para dar expresión a los problemas de culpabilidad, alienación, traición y desesperanzas. 

El hombre a través de tiempo, nos ha impuesto tradiciones y pautas de crianzas, la cultura nos moldea y sugestiona. La sugestión es una forma de influencia psíquica, que una persona puede ejercer sobre otra. Bibring (1954). Es evidente  la Influencia que la cultura  provoca sobre la manera de pensar o de actuar del hombre. 
La psicoterapia como artefacto cultural de Anthony Sampson, vol. XXX, núm. 4, 2001, pp. 359-368, Revista Colombiana de Psiquiatría.
Presenta: Valentina Aya

Es bien sabido que la diversidad de estilos, temáticas preferidas y géneros empleados, contribuye a formar un patrimonio cultural distintivo. Así mismo, en la sociedad contemporánea hay un gran número de psicoterapias, que han derivado, principalmente del planteamiento de Freud. La mayoría de estas buscan la realización del yo y la auto-superación.  
La cultura occidental contemporánea se centra en la exaltación del yo, y esto se ve expresado en la cantidad de terapias que hay, cuyo propósito es la búsqueda desesperada de métodos para la realización de sí. La hiperconciencia puesta en los propios procesos anímicos, la vigilancia extrema de las oscilaciones humorales, junto con la promoción cada vez más exacerbada de la imagen de sí, conducen a una extrema vulnerabilidad que puede reclamar un apuntalamiento psicoterapéutico constante. (Sampson, 2001)
En este punto, vale la pena preguntarse, ¿qué pasa en la sociedad actual para semejante oferta de terapias?
En un posible intento por resolver este interrogante nos damos cuenta de que no existe un criterio evaluativo universal aplicable las distintas terapias, que pueda clasificar cuales de esta son lícitas. Es decir, no existe una terapia modelo a seguir, y por este motivo, ante la ausencia de tal terapia, se hace inevitable la multiplicación de procedimientos que quieren aspirar a ser este tratamiento.
Según (Freud, 1905) la psicoterapia es tan antigua como el hombre y, por ende, el procedimiento más antiguo del que se ha servido la medicina. Para él, la novedad psicoanalítica consiste en que el terapeuta podría apropiarse de lo que llama la “crédula expectativa”, que es el factor de la influencia del médico sobre el enfermo, y de esta manera puede guiarla y reforzarla. También argumentó que la eficacia de esta sugestión se debe a la “transferencia”.
Asimismo, reconoce que la transferencia puede ser una herramienta peligrosa en el sentido que puede tener doble filo, ya que este es un fenómeno absolutamente espontáneo, del que el analista no es responsable. El médico también influye, no sólo en lo que concierne al manejo de la sugestionabilidad, sino también en la inauguración del drama transferencial como tal. (Freud, 1890)
La cantidad de terapias que existen actualmente, de cierto modo, han demostrado eficacia. Kleinman propone que sean utilizadas como sistemas simbólicos de curación, mientras Obeyeskere introduce el concepto de “el trabajo de la cultura”, donde propone que las motivaciones del individuo son reconocidas por la sociedad, y ella ha proporcionado símbolos culturales para dar expresión a los problemas de culpabilidad, alienación, traición y desesperanzas.  ( kleinman, 1988); obeyeskere, 1990)
Al hablar de sistemas tradicionales y occidentales se pueden ver marcadas diferencias. La psicoterapia tiene relación con terapias folclóricas y populares, es por esto que Kleinman afirma que es necesaria la adopción de una perspectiva cultural, que revela que “la psicoterapia es meramente una forma indígena de curación simbólica, es decir, una terapia basada en palabras, mitos y el uso ritual de símbolos”.
Freud también afirma que el tratamiento desde el alma se hace con recursos que afectan la parte anímica del hombre como la palabra. Durante estos tratamientos se generan efectos psicofisiológicos debido a la activación del sistema nervioso autónomo y de los sistemas psiconeuro-inmunológico y endocrinológico.
La psicoterapia podría ser dependiente entonces de la fe del paciente, y para Freud, aquí radica la amenaza que ven los médicos al considerarla una anomalía por no tener un fundamento científico. Y es que al dejar librado a los enfermos el factor psíquico de la influencia que los médicos ejercen sobre ellos, no podrán controlarla, que es lo que busca la psicoterapia científica.

Referencias

1.      Freud, S. (1890). Tratamiento psíquico, tratamiento del alma. Amorrortu.
2.      Freud, S. (1905). Sobre psicoterapia. Viena.
3.      Kleinman, A. (1988). Rethinking Psychialtry, From cultural category to personal experience. New York: The Free Press.
4.      Obeyesekere, G. (1990). The Work of Culture, Symbolic Transformation in Psychonalysis and Antropology. Chicago: University of Chicago Press.
5.      Random House Unabridged Dictionary. (1993). New York.
6.      Sampson, A. (2001). La psicoterapia como artefacto cultural . Revista colombiana de psquíatria , 359-368.



Sobre psicoanálisis “Silvestre” (1910).

Comenta: Witny Riascos 


A continuación, se realizarán una serie de comentarios acerca del texto, Sobre psicoanálisis “silvestre”. Freud, S. (1910). En: Obras completas, vol. XI. Amorrortu Editores. 1979.

El escrito inicia con una síntesis del caso expuesto por Freud, referente a una dama que manifestaba haber padecido estados de angustia a causa de la separación con su último esposo. Estos padecimientos, se hicieron más frecuentes desde el momento en que visitó a un joven médico quien mencionó que el origen de su angustia era su privación sexual, declarando también, que tenía tres opciones para recuperarse de sus achaques: retornar a su vida matrimonial, buscar un amante o satisfacerse sola. Posterior a esto, Freud, realiza una serie de puntualizaciones, en donde aclara los equívocos de muchos médicos, tomando como ejemplo principal al joven médico del caso expuesto anteriormente, menciona un par de ejemplos en los cuales primaban las concepciones erróneas que tenían sobre las teorías expuestas por el psicoanálisis hasta ese momento por estos profesionales de la medicina a lo que finalmente se le denominó Psicoanálisis <<Silvestre>>[1].

La descripción presentada por Keyla, fue muy rica en explicación, debido a que desde el comienzo ubica al lector en el contexto del escrito; sustentó la información con datos de un autor alterno, lo cual nos permite divisar qué tan significativo es el tema para un escritor externo al que se trata en la actualidad, sintetizó la idea principal con el fin de que no fuese extensa ni tediosa al momento de comprender la finalidad del texto. En cuanto al   uso de las normas APA, se evidenció el buen manejo de las citas presentando las fuentes usadas en su descripción.[2] Como se señaló anteriormente, Keyla realizó muy buenos aportes referentes a las partes citadas, pero, es concerniente indicar que hizo falta ahondar en algunas de estas referencias por ejemplo:

Psicoanálisis silvestre o salvaje: tipo de intervenciones de «analistas» aficionados o inexpertos, que se basan en conceptos psicoanalíticos a menudo mal comprendidos para interpretar síntomas, sueños, palabras, actos, etc. En sentido más técnico, se califica de salvaje una interpretación que no tiene en cuenta una determinada situación analítica, en su singularidad y en su dinámica actual, en especial revelando directamente el contenido reprimido sin tener en cuenta las resistencias y la transferencia. (Laplanche, Pontalis, 1996, p. 318, citado por De León, 2017).

Es importante conocer qué es lo que piensa el escritor del texto sobre este tema, ya que este tipo de documentos no solo se realiza con la finalidad de crear resúmenes o de brindar información a un grupo de personas, sino también, poder identificar la postura en la que se encuentra y qué tan de acuerdo está con la teoría. Queda claro que la cita explica perfectamente en qué consiste el psicoanálisis silvestre, pero a parte de eso se puede decir que, como estudiantes de psicología tendemos a dar por hecho las teorías, y generalmente hacemos uso de palabras sin un análisis previo, cosa que puede repercutir en el futuro llegando a malinterpretar no sólo las teorías sino los síntomas expuestos por nuestros pacientes; en este caso nos quedan dos opciones: indagar y reflexionar las teorías para poder hacer una interpretación correcta de su uso en un contexto oportuno, o, convertirnos poco a poco en aquellos que se catalogan como “salvajes” por la ignorancia de sus técnicas.




[1] Se entiende como Psicoanálisis Silvestre, a las malinterpretaciones y los usos erróneos de los conceptos psicoanalíticos. .
[2] [Nota Aclaratoria: estas observaciones fueron realizadas por medio de una guía basada en normas APA] Murillo, J. (2014). Recomendaciones para escribir un ensayo - Normas APA. Recuperado de http://www.cesa.edu.co/el-cesa/pdfs/pdf-pagina/normas-apa_web.aspx

Sobre psicoanálisis “Silvestre” (1910).

Presentación: Keyla De León.



El presente texto tiene como finalidad abordar el tema al que Freud titula: Sobre psicoanálisis “silvestre”. Freud, S. (1910). En: Obras completas, vol.  XI. Amorrortu Editores. 1979.

Freud recibe la visita de una dama, de  aproximadamente unos 45 o 50 años, manifestando que había experimentado estados de angustia desde que se había separado de su marido. Estos estados de angustia se  habían acrecentado después de haber visitado a un joven médico, quién le había dicho que la causa de angustia era su privación sexual, y que sólo tenía ante sí, tres formas de solucionar sus estados de angustia: reconciliarse con su marido, conseguirse un amante o satisfacerse sola. La dama, resignada ante su imposibilidad de curar, recurre a Freud directamente en busca de otras posibles soluciones, puesto que no quería regresar con su marido y las dos últimas opciones repugnaban su moral.

Freud, en el texto, hace referencia a aquellas intervenciones que hacen muchos profesionales, sobre todo de la medicina, quienes desconocen los fundamentos de la teoría psicoanalítica o que mal interpretan los conceptos psicoanalíticos.

Psicoanálisis silvestre o salvaje: tipo de intervenciones de «analistas» aficionados o inexpertos, que se basan en conceptos psicoanalíticos a menudo mal comprendidos para interpretar síntomas, sueños, palabras, actos, etc. En sentido más técnico, se califica de salvaje una interpretación que no tiene en cuenta una determinada situación analítica, en su singularidad y en su dinámica actual, en especial revelando directamente el contenido reprimido sin tener en cuenta las resistencias y la transferencia.  (Laplanche, Pontalis, 1996, p. 318)

En este sentido, Freud, destaca varios  errores de aquel médico con aquella paciente. ”Los consejos de nuestro médico permiten discernir con claridad el sentido que atribuye a la «vida sexual»” (Freud, 1979, p. 222). En el psicoanálisis, la sexualidad   no se limita solo  a la necesidad del coito o al placer genital.


El concepto de lo sexual comprende en el psicoanálisis mucho más; rebasa el sentido popular tanto hacia abajo como hacia arriba. Esta ampliación se justifica genéticamente; también imputamos a la «vida sexual», todo quehacer de sentimientos tiernos que brote de la fuente de las mociones sexuales primitivas, aunque estas últimas experimenten una inhibición de su meta originariamente sexual o la hayan permutado por otra que ya no es sexual. (Freud, 1979, p. 222)

El psicoanálisis prefiere hablar de psicosexualidad, no dejando a un lado el factor anímico de la vida sexual. “Quien no comparta esta concepción de la psicosexualidad no tiene derecho alguno a invocar los principios doctrinarios del psicoanálisis que tratan de la significatividad etiológica de la sexualidad” (Freud, 1974, p. 223). Si bien, el psicoanálisis plantea que una insatisfacción sexual conlleva a afecciones neuróticas, pero también señala con fundamentos, que los síntomas surgen del conflicto entre dos poderes de la libido; uno exageradamente intenso en lo  concerniente a lo sexual y una repulsa o represión que se empeña en contenerlo. La dama que consultó al médico manifestaba estados de angustia, probablemente, él supuso que ella padecía neurosis de angustia y eso lo llevó a recomendarle una terapia somática.     

Ante este caso, Freud, en 1910 crea una Asociación Psicoanalítica Internacional, en esta asociación los miembros se dan a conocer por medio de sus nombre y, con la cual, se pretende evitar aquel peligro que representa tener personas ajenas a este ejercicio y que llaman “psicoanálisis” a su proceder médico. 



"El porvenir de la Terapia Psicoanalítica" 1910 (Sigmund
Freud).
Comenta: Ana Katherine Velasco 

El presente texto es un comentario elaborado con base al relato de Luisa, sobre la segunda conferencia de Sigmund Freud (1910) “El Porvenir de la terapia psicoanalítica”; incluido, en obras completas, Buenos aires, editorial Amorrortu, tomo XI.  Cuya intención del autor en dicha conferencia, era manifestar la continua búsqueda y comprensión, de los conflictos psíquicos del movimiento psicoanalítico así como, indicar la forma en la que se pretendía ampliar el campo de acción e intervención de la terapia psicoanalítica, y la consolidación en Europa del movimiento ya mencionado, mostraba un panorama hostil por parte de países germanos.
Partiendo de la intención de aprender, acerca de la manera correcta de utilizar las normas APA en la producción textual, cabe señalar que en dicho formato, las márgenes indicadas son: 2,54 cm en cada borde de la hoja (superior, inferior, izquierda y derecha); se recomienda también, el uso de la fuente Arial- tamaño 11-, e interlineado de 1,5 puntos para trabajos. A simple vista, el texto de Luisa, se ve muy amontonado en los párrafos, lo que indica el inadecuado uso del espacio después del punto aparte.
En el comienzo del texto de Luisa, se hace una referencia errónea, ya que ella escribe “El porvenir de la terapia psicoanalítica 1910 (Sigmund Freud)”, el error radica en que para citar por primera vez en el texto, se debe poner en paréntesis sólo el año de publicación del texto, de esta forma: “El porvenir de la terapia psicoanalítica de Freud (1910)”.
El segundo párrafo, presenta el siguiente defecto de redacción“…para demostrar que los aportes que él ha proporcionados como nuevos medios contra la neurosis,…”,  la palabra proporcionados, se encuentra en plural. Además, en el quinto párrafo, ella redacta lo siguiente “…seguido del descubrimiento de lo los complejos en términos creado por Jung…”, aquí sobra el artículo lo y la palabra creado debe ir en plural, quedando la frase de esta forma: “…seguido del descubrimiento de los complejos en términos creados por Jung…”; en el mismo párrafo se parafrasea al autor sin la cita correspondiente, Luisa escribe: “…manteniendo con esto el propósito de la técnica psicoanalítica que son dos: ahorrar trabajo al médico y facilitar al enfermo un amplio acceso a su psiquismo inconsciente”, estas citas requieren dentro del texto, el uso del apellido del autor y año de publicación, la cita quedaría así “…manteniendo con esto el propósito de la técnica psicoanalítica que son dos, Según Freud (1910) ahorrar trabajo al médico y facilitar al enfermo un amplio acceso a su psiquismo inconsciente”. También en el sexto párrafo, dado el sentido de la frase“…es por esto que como analista se debe facilita la traducción del inconsciente…”,  la palabra facilita debe ir con la letra r al final, de esta forma “…es por esto que como analista se debe facilitar la traducción del inconsciente…”.
El tercer párrafo del escrito de Luisa, posee tres palabras sin tildes, “…mientras que el medico solo se dedicaba a estimularlo continuamente.”, la palabra médico lleva tilde en la letra e, y el adverbio –solo- que indica sin compañía, o  para este caso –sólo- con tilde, que significa únicamente; al citar correctamente en ese mismo párrafo, Luisa omite la tilde en la palabra sí de la frase “…entre lo consciente y lo inconsciente, debido, a la repetición consciente provisional que le permite hallar en si, por analogía…” (Freud, 1910). En la segunda cita del octavo párrafo, Luisa cae un error, ya que ella escribe  “…. Las neurosis posee su función biológica, como dispositivos protectores, y su justificación social su ventaja, no es siempre puramente objetiva”, la frase dentro del texto va de la siguiente forma: “…Las neurosis poseen su función biológica, como dispositivos protectores, y su justificación social, su ventaja, no es siempre puramente subjetiva”. Más abajo, en el mismo párrafo, omite una letra en un término de la oración: “…finalmente hace un énfasis en el tratamiento psicoanalítico, resaltado que al emplear esta técnica, no solo está ayudando al paciente con su dolencia…” dado el sentido de la oración la palabra adecuada es resaltando; estos son fallos pequeños que se pueden corregir al leer de forma detallada lo redactado.
Ahora pretendo aludir al análisis valioso elaborado por la compañera acerca del texto “El porvenir de la terapia psicoanalítica Freud (1910), incluido en el tomo XI que lleva por nombre “cinco conferencias sobre psicoanálisis. Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci y otras obras”; comentaré algunos asuntos que considero no fueron mencionados. Luisa comienza su análisis con los tres factores propuestos por Freud para incrementar las posibilidades curativas del psicoanálisis en la intervención terapéutica. En el primer factor, menciona el progreso interno referido al progreso del saber analítico y de la técnica psicoanalítica. Dentro del progreso del saber analítico, Freud habla superficialmente, sobre el aprovechamiento de la trasferencia como un mecanismo poderoso empleado en la cura psicoanalítica, que ligado al simbolismo de los sueños y del inconsciente, simbolizan áreas con oportunidades de aprendizaje. En 1938, Freud propone una descripción sobre transferencia:
Llamamos trasferencia a este nuevo hecho que tan a regañadientes admitimos. Creemos que se trata de una trasferencia de sentimientos sobre la persona del médico, pues no nos parece que la situación de la cura avale el nacimiento de estos últimos. Más bien conjeturamos que toda esta proclividad del afecto viene de otra parte, estaba ya preparada en la enferma y con oportunidad del tratamiento analítico se transfirió sobre la persona del médico. La trasferencia puede presentarse como un tormentoso reclamo de amor o en formas atenuadas... En los pacientes masculinos, el médico observa más a menudo que en el caso de las mujeres una forma de manifestación de la trasferencia que, a primera vista, parece contradecir todo lo descrito hasta aquí: la trasferencia hostil o negativa. (p.402)1
De acuerdo a esta descripción, interpreto la transferencia, como poner en el analista sentimientos y reacciones, que pueden ir desde un enamoramiento tormentoso, demanda de amistad o también-  en el caso de pacientes masculinos- formas hostiles o negativas.
Ahora bien, dentro del progreso de la técnica psicoanalítica, Freud orienta a los psicoanalistas a trabajar en el hallazgo y superación de las resistencias2, además les pide que confirmen su siguiente síntesis: “…En pacientes del sexo masculino las resistencias más sustantivas a la cura parecen provenir del complejo paterno y resolverse en el miedo al padre, el desafío al padre y la incredulidad hacia él”.
 El segundo factor: Un aumento de autoridad, refiere a que los psicoanalistas debían saber esperar para obtener el reconocimiento por sus labores terapéuticas y su poder intelectual, y en algún momento, la sociedad lograría otorgarles autoridad a pesar de que el psicoanálisis siempre fue muy crítico ante la contribución hecha por la sociedad, en las causas de la neurosis. Aquí Freud utiliza en varias ocasiones el término sugestión, para indicar que la cultura ejerce un control psíquico sobre cualquier sujeto, asumiendo una posición de autoridad y este a su vez queda situado en posición de dependencia.
El tercer factor, efecto general de la labor, se encuentra muy bien explicado en el texto de Luisa, “…no solo surge una transformación en el enfermo, si no que de paso, la sociedad también es beneficiada, ya que, pasaría a un estado digno y a la vez conforme”. Aquí, Freud destacó la importancia del conocimiento del significado inconsciente de los síntomas dentro de la sociedad, ya que esto contribuiría en el reconocimiento de los instintos dominantes del sujeto y en consecuencia, afrontar y combatir el conflicto con ayuda del psicoanálisis.